La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 23 de julio de 2011

La compañía de un libro


Siempre que me voy de viaje en mi mochila pongo un libro, y pienso en mis adentros “no tendrás tiempo de leer”, pero el libro viene conmigo de viaje, pues siempre hay un rato que te llena la lectura.

Hoy parece que esta, no digo de moda, pero interesante, leer sobre el mundo Cátaro, de hecho hay gente que me pide que hagamos un viaje al País de los Cataros, esto es a Rocamadur, Carcassonne y sus cercanías de Montauban.

La lectura siempre es animadora del espíritu, y prueba de ello es que vas a un gran almacén y encuentras que hay una salita de audición acogedora llena de gente oyendo buena música y con un libro en la mano. Aquello parece casi un ceremonial sagrado. Bajas al metro, te sientas en un autobús de línea o en esos otros que callejean las ciudades y ves lectores de largas novelas entreteniendo el trayecto como si trataran de recobrar el tiempo perdido, aunque no lean a Cervantes que ya les queda lejos.

sábado, 9 de julio de 2011

El Monte Sinaí


Este año un grupo de amigos y feligreses hemos realizado la Ruta del Éxodo. ¡Ha sido apasionante!

Muchos pensamos en la belleza de las catedrales, en los paisajes de las altas montañas nevadas, pero ¡cuánta belleza hay en los desiertos! El del Sinaí que recorrió Moisés, Wadi Rum que nos recuerda a Lawrence de Arabia, el de los Castillos de Jordania, camino a Irak, o el desierto de Judá, que Jesús recorrió tantas veces camino a Jerusalén.

Recordando la Sagrada Escritura, hace ocho años que subí al Monte Sinaí por primera vez. Me acompañaban un grupo de aventureros y empezamos la ascensión, a la una de la madrugada. El primer tramo es un camino y lo hicimos a lomos de un camello, pero luego vino “lo serio”. A ritmo tranquilo y con las luces de las linternas, seguimos andando  su último tramo de escaleras hasta la cima. ¡Por fin!