La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 22 de diciembre de 2012

El Adviento nos prepara para la Navidad


En estos días de Adviento le decimos a todos: Feliz Navidad, felices Pascuas, felices fiestas, feliz Año Nuevo... Las múltiples variaciones sobre un mismo tema tienen en común el deseo de felicidad. Durante estos días lo repetimos, muchas veces de palabra y por escrito, con más o menos adornos, con más o menos corazón. Forma parte del rito navideño el desear a otros lo que, sin duda, queremos para nosotros mismos, y a veces equivocadamente, lo buscamos donde no se puede encontrar.

La clave de la sinceridad del deseo está en que, además del gesto o la palabra, procuremos en la práctica la felicidad de los otros: los de cerca y los de lejos; los que sufren nuestros malos humores en el vecindario, y los que se ven afectados en la distancia por nuestras pequeñas decisiones económicas, políticas o culturales, que unidas a muchas otras construyen las grandes estructuras mundiales.

Hoy quiero daros a conocer unas reflexiones que he escuchado estos días, junto con otros muchos sacerdotes, pero que de forma indirecta, todo cristiano puede hacer suyas.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Doctores de la Iglesia


El pasado día 7 de octubre fue reconocido como Doctor de la Iglesia a San Juan de Avila. Como patrono del clero secular español, es de una gran importancia, pues a lo largo de muchos años se le había solicitado al Papa este gran reconocimiento. ¡Gran gozo para todos!

Para ser doctor de la Iglesia, debe ser santo, y este doctorado lo otorga el Papa solo a aquéllos que son reconocidos como eminentes maestros de la fe para los fieles de todos los tiempos. Los doctores de la Iglesia ejercen una influencia especial en el desarrollo del cristianismo.

Para ser doctor de la Iglesia ha de haber gozado de un particular carisma de sabiduría, en sus escritos y predicaciones, calificadas de doctrina eminente, a la vez que haber estudiado y completado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y ser capaz de exponerlos a los fieles como guía en su formación y en su vida.