La mirada de un párroco, desde la esperanza y el optimismo. Ésta es la propuesta del autor de estas reflexiones que tendrán una periodicidad quincenal.

sábado, 11 de mayo de 2013

Primeras comuniones



Durante estos días de la Pascua, mi amigo Germán me comentaba, que tenía  un grave problema. Su nieto recibirá la Primera Comunión dentro de unos días y su hija que está divorciada, no sabe qué “hacer con el padre de su hijo”. ¡El rompimiento del matrimonio fue traumático! ¿Qué pasará en la celebración? ¿Nos sentamos en el mismo banco?

Recuerdo que leí, no hace mucho tiempo, una carta que suelo utilizar para cuando me viene algún caso parecido, y que le ha dado algo de luz a mi amigo Germán, a su hija y a algunos feligreses.

Mira Germán, la primera comunión es para tu nieto un gran día. Va a ser admitido por primera vez a la comunión de la mesa eucarística en la comunidad cristiana. Esto representa una gran fiesta para la comunidad y para la familia. Todos se preparan largamente para ese día, tanto en la catequesis como en la preparación de los festejos. Todos queréis que resulte una gran fiesta en la iglesia y en casa.

Nunca, en su vida consciente, se ha encontrado tu nieto tan en el centro de todos. Es una fiesta para él y anticipa su alegría con ilusión. A veces esta ilusión queda nublada por tensiones e inseguridades. Una de las causas puede ser el divorcio de tu hija, como es ahora tu caso.